Entre las 6:30 y 7:00 de la mañana de este miércoles, salieron trabajadores de las instalaciones de Limpia Pública convencidos de marchar por sus derechos con dirección hacia el centro de la ciudad de Xalapa, seguros de que no permitirían un día más de abusos de parte del Gobierno de Hipólito Rodríguez.
Inconformes emprendieron el camino hacia la avenida Enríquez. Frente a los bajos del municipio decidieron iniciar con aquella manifestación que sería larga y muy ruidosa, la consigna era lograr que fueran escuchados.
Ahí, estalló la manifestación, comenzaron a gritar, a reclamar, querían la presencia de Hipólito, querían que diera la cara, para ello ya habían cerrado las puertas del municipio el cuerpo de seguridad contratado. Ante el límite impuesto, los inconformes decidieron insistir, hasta lograr ingresar al Palacio Municipal.
Y aunque diversas autoridades municipales decidieron tomar el control de la situación, no se logró, pues ellos no querían a ningún enviado especial; ellos querían de primera mano que se presentará el alcalde. Ese alcalde al que todo el día calificaron de incompetente, “le quedó grande el puesto”, expresaban.
Tras varios minutos el director de gobernación Ulises Ponce Tenorio hizo acto de presencia pidiendo que se calmaran y que liberaran la vialidad de un carril pues ya llevaban una hora obstruyendo el paso, lo cual había creado y generado una congestión vial en todo el centro y a todas las otras colonias que se encuentran cerca.
Siendo las 9:30 am, por más que le hablaban al Señor alcalde su teléfono les mandaba a buzón, situación que les parecía inexplicable, él ya debería de estar despierto, pensaron, debería estar alistándose para iniciar su jornada laboral.
De pronto hicieron presencia los granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública, uniformados como de costumbre; hombres y mujeres con su ropa de trabajo táctico.
Enseguida Ulises Ponce Tenorio salió en defensa de los manifestantes, acción que para los defendidos resultó sospechosa, ya que quienes mantenían el problema era el Ayuntamiento, no el Estado.
Minutos después del intento de intimidación con la presencia de granaderos, desesperados los inconformes decidieron irrumpir en las instalaciones del ayuntamiento empujando y gritando que los dejaran pasar que querían ver a Hipólito. Lograron abrir una de las entradas principales. Gritando, corriendo, tocando las campanas, haciendo valer su derecho de libre expresión; exigían que les fueran pagadas todos sus quincenas, despensas y la restitución de empleados despedidos sin motivo, están corrompiendo sus derechos laborales.
Una vez adentro comenzaron a gritar, mientras dos mujeres en el segundo piso empezaron a golpearse entre sí y las tuvieron que sacar a la fuerza, todos los manifestantes pedían que se les fuera atendido en la sala de cabildo lugar donde ellos exigían entraran todos, puesto que no querían tener silencio, no querían que todo se manejará a puerta cerrada, querían que todos se enteraran de la clase de gobierno que ahora dirige a la capital.
De pronto se escuchó: “Acá está Hipólito”.
Se está escondiendo, señalaban entre la multitud. A ese grito desesperado, acudió un grupo de personas que subieron al segundo piso para patear la puerta de la regiduría 8, 9 y 12, pues aseguraban que ahí estaba escondido.
Mientras tanto afuera le gritaban:
“No te escondas, sal, si no puedes con el puesto renuncia, eres un inepto, eres un incapaz, no sabes gobernar, tu y todo tu grupo de seguidores son unos ineptos, lárguense de aquí queremos nuevos presidentes municipales”
Al mismo tiempo que enardecidos buscaban al alcalde, el director de recursos humanos y de administración pusieron una mesa en la explanada del ayuntamiento donde planeaban establecer diálogo pero al ver el rechazo que la gente tenía por ellos, no se logró.
Fue ahí donde de nueva cuenta Ulises Ponce Tenorio hizo acto de presencia y pidió que liberaran el paso para un carril de la vialidad, a lo que todas las personas se negaron y exigían que el presidente municipal llegar a pie, que no les tuvieran miedo, que no se lo iban a comer y mucho menos lo iban a matar.
Afuera, los granaderos seguían esperando la orden para intervenir en la manifestación, así como han hecho en otras ocasiones, con violencia, calmando a los revoltosos, a los que la mayoría de las veces exigen sus derechos.
Casi 3 horas después Hipólito llegó al lugar sitiado por todas las personas inconformes, alrededor 300 o 400 personas le gritaban y le exigían que se fuera de ese gobierno. Su arribo no calmó, enardeció a la multitud que tenia casi toda la mañana esperando por él.
Una vez dentro del ayuntamiento se abrió la sala de cabildo, entre empujones y gritos rompieron los cristales de las puertas principales, generando heridas a varios, derramando sangre dentro de aquel lugar.
Los acuerdos llegaron, el próximo viernes se les hará entrega de las despensas atrasadas desde el mes de enero. Los de Limpia Pública pidieron ser tratados de forma más digna, ya que el hecho de que recojan la basura no significa que sean unos analfabetas o que merezcan un trato menos digno.
De lo difícil que es llegar a gobernar, el presidente municipal ya está consciente, pues entre gritos, platicas y comentarios, se escuchó decir a personal cercano del munícipe, que estaba arrepentido, “hubiera preferido quedarse dando clases, como catedrático, realmente está arrepentido de haber aceptado este cargo”, se rumoró en presidencia.