En El Santuario de Las Garzas, las niñas, las jóvenes y las mujeres siguen muriendo. Bajo los ojos de las autoridades de los dos niveles de Gobierno que en la última década no han podido actuar para evitar la acción de estos ilícitos.
En este caso, aunque está “visibilizada” la violencia feminicida que se vive en ese foco rojo, nadie ha movido un dedo por cambiar la historia de este espacio boscoso.
¡Todos observan, todos oyen… Todos se hacen los sordos!