México se sitúa en el último lugar de desempeño educativo en materia de lectura, matemáticas y ciencias en el ranking de la OCDE. Por si fuera poco, ha mantenido esta posición los últimos 15 años. Esto es, en parte, lo que desea modificar la reforma educativa propuesta por la SEP. Pero para que ello ocurra, el país debe transformar de manera radical la forma en que ve la educación y debe hacerlo de la mano de los profesionales en la misma, de acuerdo con el doctor Sergio Cárdenas Denham, director del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL).
Con ese objetivo en mente, el CREFAL ha lanzado la Maestría en Aprendizaje y Políticas Educativas, MAPE. “La reforma [educativa] sirve como ejemplo: se dedicó principalmente a un asunto de gobernancia. Ya obtenida, vinieron las preguntas del tema curricular. ¿Qué es lo que se debe aprender? Nosotros buscamos formar expertos: no necesariamente buenos funcionarios que entiendan las necesidades de las capacidades educativas, sino expertos. Se necesita crear especialistas en educación con otras capacidades además de las que están puestas en la docencia”, explica Cárdenas.
El asunto educativo es muy complejo porque no se trata únicamente de homologar el sistema y tener al plantel docente bien capacitado, con información adecuada. En realidad, hay que ver el ecosistema educativo en su totalidad; es decir, hay que contemplar a todos los que se involucran en un aparato grande y lleno de retos. Todos los niveles administrativos deben estar contemplados y entender con precisión cuáles son las necesidades, los problemas y las posibilidades que hay en ese mismo entorno educativo: desde los directores de escuela hasta los funcionarios públicos.
Este grupo —el de los funcionarios, los administradores, los evaluadores, etcétera— no suele salir en las conversaciones ni parece ser el más interesante. El foco se ha puesto en los maestros y el currículum educativo. Pero sin el aparato que rodea y sustenta a los educadores y a los alumnos, cualquier reforma educativa es inviable y los avances podrían menguar.
Los retos de la educación
La OCDE mide anualmente los avances que sus países miembros han tenido en los rubros que pueden ser significativos para mejorar la calidad de vida de quienes los habitan. Entre otros rubros, se miden la educación y el aprendizaje desde distintos ángulos. Esto es, se evalúa cuáles son las capacidades y habilidades que han desarrollado los estudiantes. Las deficiencias de México son atribuibles a una serie de variables, que se pueden resumir en la disparidad que ha habido en los distintos estados, los problemas para establecer un programa educativo que atienda a todos y la falta de lugares para preparar maestros que puedan ejercer con claridad la docencia: hacen falta maestros que aprendan a enseñar y enseñen a aprender.
La reforma educativa está tratando de llenar los primeros puntos (un programa educativo para todos y el resane de las diferencias educativas entre distintos estados o regiones). Un aspecto que aún queda abierto es el rubro de la enseñanza a maestros y a profesionales de la educación, una carrera dentro de ese ámbito. En México, se puede estudiar para maestro en las escuelas Normales (rurales y federales) y la Universidad Pedagógica Nacional. También existe la carrera de pedagogía en distintas universidades, pero la matrícula docente, sobre todo para las escuelas públicas, parte de las primeras dos. En los últimos años el número de estudiantes de estas carreras y planteles ha disminuido de forma considerable, de acuerdo con cifras oficiales. Esto presenta una situación compleja e interesante a la vez: por un lado, hay más estudiantes (hay más escuelas, más alcance) y, por el otro, no se ha fomentado de manera puntual la formación de docentes.
Sin embargo, el nacimiento de MAPE, en el CREFAL, puede ayudar a la formación del resto de los profesionales en los que pocas veces se piensa como parte fundamental de la educación.
Llenar un vacío
El panorama educativo en México es similar al de otros países de América Latina y el Caribe, donde también ha habido recientemente reformas educativas y donde las evaluaciones generales (locales o internacionales) han demostrado que hay un estancamiento en la educación.
La MAPE busca desarrollar servicios de educación comparada en la región. Según Cárdenas Denham, las diferencias regionales entre los países miembros (que van de México al Cono Sur, incluyendo a Cuba) es sobre todo de contenidos o formas de financiamiento, pero no de gestión. Y es en la gestión donde el CREFAL hace énfasis y donde cree que puede hacer una diferencia notable. ¿Y cómo saben cuáles son las diferencias entre los países y cuáles estrategias han funcionado? Bueno, pues cuentan con una red de investigadores.
El CREFAL —nacido en 1951 gracias a Jaime Torres Bodet, entonces presidente de la UNESCO— busca ligar o enlazar a los centros educativos de América Latina y el Caribe, con el fin de establecer políticas para impulsar la región. El centro está ubicado en la Quinta Eréndira, en el corazón de Pátzcuaro.
La comparación entre los sistemas educativos, para Cárdenas, ofrece ventajas únicas y permitirá que, quienes estudien la maestría, tengan herramientas reales para modificar de manera positiva el aparato de enseñanza-aprendizaje. De pronto surgen en uno u otro país propuestas que parecen soluciones, pero cuya efectividad se conoce y plantea en la MAPE gracias a estudios previos. “Ese fue el tema con los vouchers educativos. Se creía que eran una solución y se planteó [en México] de forma seria. Pero no solucionan, perjudican a los alumnos de bajos recursos [según se vio en el caso chileno]”, dice el director.
La MAPE es la única maestría presencial de tiempo completo en América Latina y el Caribe y el CREFAL ofrece becas de hasta el 100 % para los alumnos, que tendrán hospedaje y alimentación. Cárdenas señala como relevante que también harán trabajo de campo; es decir, los alumnos estarán en aulas pero también intervendrán de manera directa en el sistema académico para conocer de primera mano la forma en que operan y gestionan los centros educativos y el aparato que los sostiene. “Más que un espacio geográfico”, dice el director, “pensamos en comunidades escolares o en comunidades en los ministerios de educación”. Así, podrán injerir en políticas educativas y lograr un cambio posterior.
Profesionales de la educación, en todos los rubros
Uno de los puntos más discutidos y espinosos en lo tocante a la educación es qué tanto las políticas públicas han sido positivas y cuáles son sus resultados. Cuestionado al respecto, Cárdenas Denham habla de la medición que harán de los egresados. “Tendremos tres fuentes para medir [el éxito de la maestría]. La primera será la satisfacción del estudiante; la segunda, serán los empleadores (funcionarios públicos, emprendedores, administradores) y una tercera serán los cambios que pudieran hacerse. Es decir, desde la creación de ONG’s hasta ver que los alumnos asciendan en el escalafón meritocrático [del sistema educativo]. Quizás una cuarta es que el programa se vuelva competitivo y demandado…”.
Hay que tenerlo muy presente: si hay maestros buenos que enseñen a aprender y no sean repetidores de información y hay buenos contenidos de enseñanza, ¿qué podría faltar para que la educación fuera un motor de desarrollo? La respuesta es: el resto del aparato que apuntala la educación, la rodea, mantiene y desplaza. Es ahí donde se tiene que poner el énfasis para ver el fenómeno a cabalidad, considera el CREFAL.
Quienes entren a MAPE serán los elementos que muy bien pueden hacer un cambio radical en el país y en la región, en vista de que se busca que aprendan a influir en la forma como operan los sistemas educativos a fin de encontrar soluciones a los problemas específicos de la región.
La educación no es algo lejano ni únicamente una carga que tienen que llevar sobre sus hombros, junto a la mochila, millones de niños. La educación es el proceso que permite a las naciones cohesionar sus ideales, crear, producir y establecer nuevos parámetros y metas, y ése es el objetivo de la Maestría.